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El Esclavo
Luigi Passarelli


En un futuro prГіximo y de posguerra, un joven entra en el programa Price, la nueva gestiГіn de la sociedad a la que se accede cuando uno es adulto. El joven encontrarГЎ a una chica que le mostrarГЎ nuevas perspectivas de vida.











Luigi Passarelli


Editor: Tektime - Traduzionelibri.it (http://www.traduzionelibri.it (http://www.traduzionelibri.it)).



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Era un dГ­a normal para todos. Ivano esperaba su turno con los otros chicos,que nacieron el mismo dГ­a que Г©l, en la elegante sala de espera. Solamente habГ­a visto a cuatro o cinco. Г‰l era el penГєltimo. Ninguno hablaba y ninguno decГ­a nada, mejor asГ­. En el fondo era una rutina. Todos leГ­an el manual con las instrucciones que ya habГ­an tenido la oportunidad de aprender en todos los aГ±os de vida escolar y familiar. Algo redundante, pero se sabe que las cosas que se dan por descontadas se archivan como algo superfluo en algГєn lugar del cerebro. Y en algunos casos, cuando algo iba mal, raramente se divulgaba en los medios de comunicaciГіn, pero Ivano nunca habГ­a vivido o conocido historias en primera persona que pudiesen preocuparle. Como los demГЎs, fingГ­a estar ocupado, ser responsable einteresarse por el manual, leyendo historias de cuando los chicos de su edad estaban obligados a tres exГЎmenes mГ©dicos para determinar si eran idГіneos para realizar el servicio militar obligatorio. Nada nuevo. El mundo siempre habГ­a sido igual. BГЎsicamente aburrido. Tal vez un poco mГЎs aburrido. Como aquel verano que terminГі el colegio. Ese extraГ±o verano en el que se abre un mundo nuevo, el mundo de la Universidad o del trabajo. No habГ­a que hacer deberes. Estudiar por estudiar no pasa por la cabeza. Su familia nunca habГ­a ido de vacaciones. Г‰l, hijo Гєnico, habГ­a participado en algunas excursiones por su regiГіn, con objetivos didГЎcticos, pero nunca mГЎs de un dГ­a. Se acordaba de sus compaГ±eros y amigos. Le habrГ­a gustado que alguno de ellos hubiese continuado a ser su amigo en el futuro, pero se habrГ­a necesitado mucha suerte. Envidiaba a los que se podГ­an mudar a otro lugar. El estГ­mulo de viajar le habГ­a acompaГ±ado siempre. IrГ­a a la Universidad; muchos trabajos se lo permitirГ­an,algГєn dГ­a.

«¿Ivano? Ven, te toca.»

Era su turno.

Hacerse preguntas sobre el Programa Price no era muy aconsejable. La felicidad significaba ir mГЎs allГЎ, mГЎs allГЎdel peso de la vida. HabГ­a muchas tГ©cnicas. DГ­as antes su padre le habГ­a obligado a seguir videoconferencias para prepararse para el gran evento. El dГ­a esperado desde que naciГі, y ese dГ­a al fin llegГі. Solamente tenГ­a que levantarse de la silla, olvidar su pasado, y seguir a la enfermera.

La sala de operaciones le recordaba a la de su dentista. Ivano sabГ­a que tardarГ­a solamente diez minutos, y era mГЎs que suficiente.El anestesista, acostumbrado a estas cosas, se puso a trabajar inmediatamente. Ninguno hablaba, pero alguno fingГ­a sonreir de manera cortГ©s.

Es difГ­cil fingir siempre, e incluso a las puertas del evento mГЎs importante para un joven. Sin embargo, toda esa gente estaba adiestrada. Ivano sacГі fuerzas y usГі tГ©cnicas de aislamiento mental. La anestesia y el olor de la habitaciГіn le ayudaban.

No perdГЎis el sentido, pero la molestia de la cГЎnula que entraba en una de sus fosas nasales era evidente y le causaba nГЎuseas. TenГ­a que llegar cerca de la glГЎndula pineal, depositar la Гєltima versiГіn del microchip y sacar la cГЎnula sin provocar daГ±os graves.

Solo entonces se preguntaba quГ© relaciГіn podГ­a haber entre lo orgГЎnico y lo tГ©cnico, pero en el fondo eran la misma cosa para Г©l. Sin duda ni el microchip ni el mГ©dico sufrГ­an. DespuГ©s de unos minutos, todo habГ­a terminado. El alivio de sentir fuera la cГЎnula se acompaГ±aba de la disminuciГіn de los efectos de la anestesia. Poco despuГ©s se podrГ­a levantar y caminar en un mundo de adultos.

Por una parte sentГ­a que habГ­a vuelto a nacer, y por otra parte se sentГ­a agobiado y consciente de un cambio importante.

В«Ya puedes levantarte, Ivano.В»

SГ­, podГ­a levantarse. Un leve dolor de cabeza y una pГ©rdida de equilibro le acompaГ±aban al escritorio del estudio. Le esperaba su identificaciГіn, su archivo con las contraseГ±as provisionales y las instrucciones que ya conocГ­a de memoria.

«¡Bienvenido al programa Price, Ivano!»

Ya estaba hecho. Fue mГЎs larga la espera que todo lo demГЎs. Nada de especial. Tal vez solamente las consecuencias tenГ­an un alcance significativo. No le quedaba mГЎs que volver sobre sus pasos, a casa, e intentar no causar daГ±os.


Regresaba por el camino que solГ­a tomar. Se encontrГі frente a la tienda donde se habГ­a enamorado de tantas chicas y mujeres durante su adolescencia. En el escaparate no habГ­a ninguna que le inspirase, pero hizo una prueba. AcercГі su telГ©fono a una chica en bikini para probar el programa. Ella parecГ­a feliz y agradable. Sin embargo, la cuenta no estaba todavГ­a activada. Ivano no sabГ­a el coste de la operaciГіn, ni aГ±adir a la chica al carrito o a la lista de deseos. La chica hizo ademГЎn de girarse. No la podГ­a oГ­r, pero se entendГ­an. Evidentemente no le desagradaba el aspecto de Ivano; era una pena que no fuese del agrado de Ivano. Se alejГі y volviГі a pensar en aquellas chicas que le quitaron el sueГ±o tantas noches y que le dieron una efectiva y sensual compaГ±Г­a en su imaginaciГіn y cГіmo poco a poco desaparecieron de su vista. Se avergonzaba un poco, sobre todo por su familia. Le habГ­an dicho que no tomase en consideraciГіn ciertas hipГіtesis. Crear una familia era algo mГЎs, incluso en aquella Г©poca. Con el debido tiempo habrГ­a encontrado a la mujer correcta. Sus pequeГ±as aventuras escolares con algunas compaГ±eras no le habГ­an satisfecho completamente. Siempre viviГі en el miedo y en la clandestinidad.

Un mendigo llamГі su atenciГіn. Ivano querГ­a hacer otra prueba, entender su poder, si era todo verdad. AcercГі su telГ©fono al hombre. SГ­, esta vez funcionaba. El hombre tenГ­a un valor de tres mil crГ©ditos. El hombre con una pierna mutilada, una barba de profeta, sucio como ninguno y vestido como un militar napoleГіnico le dedicГі una sonrisa burlona.

«¡Oye chico! ¿Quieres comprarme? ¿Te estás divirtiendo? ¡Hazle un regalo a tu madre! ¡Llévame a tu casa, dame una habitación y sábanas limpias!Seré muy útil, ¿no crees?» Ivano se asustó y se avergonzó. Sí, era verdad, funcionaba así.

Se alejГі rГЎpidamente y pensГі en el respeto por las personas, pero tambiГ©n en su utilidad prГЎctica. TodavГ­a habГ­a una posibilidad de elecciГіn en el Programa. TenГ­a que ser astuto como siempre, o al menos conservar una lГ­nea de ganancias. Ahora tenГ­a miedo de que alguien descubriese su verdadero valor y se aprovechase.

Todos se sabГ­an de memoria las reglas principales del Programa: solo los demГЎs podГ­an saber la cantidad de crГ©ditos de un individuo; solo otro dispositivo podГ­a evaluar, nunca el propio. El padre, antes de que Ivano fuese a la consulta, lo quiso tranquilizar: una vez dentro del Programa se puede estar tranquilo. Los crГ©ditos eran estГЎndar para todos, la cantidad dependГ­a de la propiatrayectoria en la vida, pero Г©l ya se sabГ­a orientar y se esperaba un crГ©dito reconfortante. Una cifra que le permitiese no continuar.

Sin embargo, Ivano se imaginaba su vuelta a casa. Sermones, atenciones y mГЎs sermones. El padre no habrГ­a perdido la oportunidad de darle una idea mГЎs precisa de la situaciГіn, pero, en realidad, se hacГ­a querer. En su casa nunca habГ­a faltado de nada, excepto la posibilidad de viajar. El mundo era algo desconocido; solamente habГ­an conocido algunos barrios, y esto debГ­a ser suficiente porque el mundo era muy peligroso para conocerlo completamente. Los viajes los gestionaba el Programa, y solamente algunos afortunados conseguГ­an dejar su ГЃrea de Competencia, igualitocomo sus padres y Г©l, y quizГЎs algunos amigos.

Ivano pasaba por delante de las pocas tiendas activas de la calle. Casi todas eran tiendas de comida. HabГ­a tenido la tentaciГіn de hacer, a escondidas, su primera compra; al menos un caramelo, pero sabГ­a que su padre se habrГ­a cabreado con Г©l. HabrГ­a echado a perder su cumpleaГ±os Price y, a lo mejor, su padre, al hablar con los Tutores del Sistema, le habrГ­a puesto un lГ­mite de gasto.

Para ser un adulto de verdad y hacer felices a los suyos tenГ­a que comportarse y rechazar las tentaciones infantiles. En realidad no habГ­a cambiado mucho con respectos a los aГ±os anteriores. Antes no podГ­a permitirse nada, y ahora tampoco. Lo Гєnico que tenГ­a que hacer era esperar el momento adecuado para invertir en algo suyo, y obviamente no era en un infantil caramelo. AdemГЎs, tenГ­a que esperar a que su padre controlase su crГ©dito. SГ­, estaba impaciente por sabercon cuГЎnto le habГ­an reconocido su compromiso, su carrera, y, bГЎsicamente, su vida entera. Se fiaba de su padre, pero no ciegamente. TenГ­a miedo de no saberlo todo y de que se le escapase algo en sus cГЎlculos. En realidad temГ­a que sus compaГ±eros hubieran recibido una cantidad mayor que la suya. Vergonzoso. AcelerГі el paso. Le faltaba poco para llegar a casa.


Ivano toco al timbre, ya que nunca habГ­a tenido llaves. El padre corriГі a abrirle la puerta. Como todos los padres, no trabajaba el dГ­a del cumpleaГ±os Price de su hijo.

«¡Ivo! ¡Lo has conseguido! ¡Ven, entra! ¿Y qué… estás emocionado? ¿Te sientes mayor? Siéntate que tenemos una sorpresa para ti.»

La madre trajo una tarta seca con una vela encendida. Todos estaban sentados en la mesa, bueno, en realidad, todos no. Faltaba el resto de sus familiares, pero hasta que el Programa no diese crГ©ditos suplementarios para los regalos de la fiesta, nadie compraba nada. Ivano soplГі la vela, y deseaba irse a su habitaciГіn, pero no podГ­a. El padre de Ivano cogiГі su telГ©fono y con solemnidad lo acercГі a la cabeza de su hijo.

«¿Estás preparado? ¿Lo quieres saber o no? ¿No tienes curiosidad? Todos estos años he estado a tu lado, te he aconsejado y te he guiado. ¡Lo único que tengo que hacer es un clic y lo sabré! ¡Ah! ¿Alguien te ha evaluado por la calle o has sido un ingrato y le has pedido el favor a alguien? ¿Qué dices Ivo? ¿Lo hago?»

El padre finalmente lo supo. Al principio estaba serio y preocupado, pero despuГ©s se relajГі. В«Tal y como creГ­a. Exactamente como creГ­a. Nunca me equivoco, Вїverdad, cariГ±o? ВЎMira!В»

El padre lo habГ­a adivinado. En su corazГіn, Ivano esperaba una cifra mГЎs alta. No tenГ­a ningГєn motivo; era solo un deseo. SГ­, habrГ­a deseado recibir una cantidad mayor de lo que mostraba la real cifra, pero soГ±ar demasiado puede resultar engaГ±oso. Se habГ­a topado con un muro. En su cabeza se habГ­a imaginado una novela con un final feliz. Ahora solamente querГ­a irse a descansar. Le seguГ­a doliendo la cabeza y no le habГ­a vuelto del todo el equilibrio; se sentГ­a mejor caminando que estando sentado y quieto. La tarta estaba rancia, de esas ya preparadas, y de esas que para tragar el trozo tienes que beber tres vasos de agua. SoГ±aba con la crema de otros tiempos.

El padre e Ivano se sentaron en el salГіn. A la madre no le interesaba otra cosa que no fuese la normal administraciГіn de la casa: gestiГіn de la despensa, limpieza y pequeГ±os recados. Su marido se encargaba de su crГ©dito, ya que siempre habГ­a sido una pГ©sima estudiante. Este hecho la habГ­a humillado y deprimido a lo largo de su vida, asГ­ que no participaba voluntariamente en las decisiones de la familia, pero muchas veces su marido, en privado, de hecho, solamente en la habitaciГіn, le pedГ­a opiniones y consejos, pero ella respondГ­a con pocas palabras, las suficientes para contentar a su marido. Echaba de menos a su familia, pero nadie sabГ­a por quГ© se habГ­a interrumpido el contacto, al menos nadie lo sabГ­a oficialmente. CorrГ­a un rumor sobre un arresto de un pariente suyo y ya estГЎ.

El padre de Ivano trabajaba en el mantenimiento de un parque infantil, el Гєnico que habГ­a en el ГЃrea de Competencia. El parque era enorme y tenГ­a una infraestructura grandiosa que naturalmente necesitaba continuas revisiones, medidas tГ©cnicas y de supervisiГіn y el padre de Ivano se habГ­a convertido en uno de los responsables de la zona. Sin embargo, para Ivano, el placer de visitar el parque infantil habГ­a disminuido durante el paso de los aГ±os. No habГ­an incluido ninguna novedad; era todo exactamente igual a como lo recordaba, asГ­ que con el paso del tiempo no tenГ­a ningГєn interГ©s en ir. Su padre no le culpaba, bГЎsicamente su trabajo estaba destinado a familias con niГ±os pequeГ±os. SabГ­a con certeza que los hijos de Ivano podrГ­an entrar gratis todo el tiempo que quisieran, gracias a su presencia, y eso le bastaba: un pequeГ±o privilegio del que estaba orgulloso. El padre de Ivano necesitaba incentivos, aunque pequeГ±os, para no pensar en otros inconvenientes.

En el salГіn, Ivano escuchaba las palabras del padre, llenas de sabidurГ­a, pero melancГіlicas y desconcertantes. No comprar nada que no fuese estrictamente necesario: la matrГ­cula de la Universidad incluГ­a la comida, libros, ebooks, apuntes, y todo lo demГЎs. No tendrГ­a que cambiar nada en la actitud de Ivano; debГ­a seguir igual de bien como ya lo habГ­a hecho en el instituto, de hecho, era imprescindible sacar las mejores notas. El padre solo pedГ­a cuatro aГ±os de intensidad y constancia. DespuГ©s, pasarГ­a al paso siguiente.

Recordaba que no todos sus compaГ±eros habГ­an corrido la misma suerte; no todos compartГ­an sus capacidades. Era necesario agradecer a todo y a todos: reconocer que era un privilegiado y centrarse en esta idea para mantener su posiciГіn. Mantener la posiciГіn. Ivano habГ­a oГ­do durante toda su vida todas estas historias, pero ese dГ­a le resultaban desagradables.SoГ±aba con desentenderse y meterse en la cama, si no era para dormir, al menos para ponerse los auriculares y escuchar un audio de sueГ±os. No querГ­a admitirlo, pero no podГ­a seguir el monГіlogo del padre. Los temblores, unidos a una especie de ligera parГЎlisis, le hacГ­an sudar. La madre, que habГ­a pasado por el salГіn un par de veces, se habГ­a dado cuenta, pero no dijo nada, como siempre.

В«Venga, ve a descansar. Que yo sepa, hoy en dГ­a la operaciГіn es coser y cantar, pero recuerdo cuando me tocГі a mГ­, estuve en la cama durante una semana. Pensamos recurrir a la garantГ­a, pero despuГ©s se me pasГі todo.В» Ivano se levantГі mecГЎnicamente. Por suerte las escaleras tenГ­an todavГ­a una barandilla y se arrastrГі hasta su habitaciГіn.


Ya habГ­a pasado todo. ComenzГі, tumbado en la cama, a dudar sobre sus estudios, pasados y futuros. Se dio cuenta de que no habГ­a elegido acorde con sus deseos, pero habГ­a hecho todas las pruebas previstas para llegar a un lugar adecuado a su naturaleza e idГіneo a sus caracterГ­sticas. No debГ­a tener dudas; no existГ­a la posibilidad de haber elegido mal, pero, de todas formas, se sentГ­a un mediocre, tambiГ©n porque sabГ­a que, en realidad, no tenГ­a deseos plausibles o verosГ­miles. Le habrГ­a gustado viajar y elegir de vez en cuando el camino que recorrer, pero no sabГ­a mucho del mundo. Se sabГ­a de memoria los mapas del mundo, de los que, de hecho, no habГ­a mucho que saber o imaginar.

Solamente un compaГ±ero suyo estudiarГ­a lo mismo que Г©l; un compaГ±ero con el que nunca habГ­a hablado. Nunca antes se habГ­an encontrado y ni siquiera sabГ­a cГіmo se llamaba, pero el Гєltimo dГ­a de instituto quedaron para ir juntos un dГ­aa ver la facultad en la que estarГ­an. Cada facultad estaba separada de las demГЎs. Nunca habГ­a visto ese edificio y tampoco habГ­a oГ­do hablar de Г©l, pero no estaba lejos de su casa. Se llamaba Contenedor B1 y decidiГі ver si en su tablet podГ­a encontrar alguna foto. Era extraГ±o que no lo hubiese pensado antes. QuedГі decepcionado, pues solo habГ­a una aplicaciГіn para descargar. No habГ­a mГЎs resultados, asГ­ que era inГєtil continuar con la bГєsqueda. PensГі que tendrГ­a acceso a los datos una vez inscrito. Su padre ya le habГ­a informado de cuГЎntos crГ©ditos perderГ­a durante el aГ±o, pero tambiГ©n de las posibilidades de acumular otros. QuizГЎs deberГ­a dar definitivamente un salto cualitativo, y asГ­, le volviГі la esperanza y la energГ­a. Tal vez valГ­a la pena hacer todo lo posible por los crГ©ditos. PensГі en un resultado positivo, pero temГ­a que fuese todo muy difГ­cil: pruebas imposibles, preguntas y respuestas trampa, todo para impedir su justo reconocimiento, pero, en verdad, si todo fuese fГЎcil, no tendrГ­a las mismas ganas de aumentar sus posesiones, o quizГЎs sГ­. Se puso los auriculares para escuchar su emisora preferida, pero la Voz de la Conciencia empezГі a hablar. В«Ivano, ahora que eres todo lo que siempre soГ±aste, deja de pensar en negativo. Disfruta de estos momentos junto a tus seres queridos. MuГ©strales agradecimiento por todo lo que han hecho por ti. Es gracias a todos nosotros, que siempre hemos estado a tu lado, que has llegado al Gran DГ­a. SГ© consciente y agradecido. ВїQuieres escuchar tu horГіscopo diario?В»Ivano odiaba el horГіscopo; odiaba todo aquello que, sin ningГєn esfuerzo, se podГ­a saber; sin embargo, parecГ­a hecho a propГіsito. La emisora puso una lista de canciones, aunque solo conocГ­a a un artista. Un artista histГіrico; uno de los pocos que han sobrevivido. Lo habГ­a estudiado y requeteestudiado.Tuvo una asignatura especГ­fica sobre este asunto: el abandono de la idolatrГ­a y del amor por los iconos. Eran, de hecho, productos. Dado que el Programa no era capaz de manejar las sensaciones puras e impuras, se habГ­a decidido no continuar con esa asignatura. No era capaz de comprender si era Гєtil, justo, merecedor o no; si preferГ­a coger al toro por los cuernos y lanzarse de lleno en su creatividad. Ivano pensaba que todo era cosa del pasado, un pasado lleno de dudas y problemas, de incertidumbres, de muchas equivocaciones. Ahora habГ­a abandonado todo esto. No habГ­a vivido la agitaciГіn y la cultura, pero ya no podГ­a dar marcha atrГЎs. Ni siquiera se sentГ­a capaz de crear algo, se beneficiaba de la energГ­a positiva y dejaba que alguien mГЎs competente que Г©l fuese elegido por la SelecciГіn. HabГ­a escuelas especГ­ficas, muy difГ­ciles, que enseГ±aban a los mГЎs adecuados a ser objetivos y seguros. Г‰l habrГ­a conseguido el peor resultado en la prueba.

Adoraba estar tumbado y mirar el techo, sobre todo cuando la programaciГіn estaba en sintonГ­a con Г©l. Amaba su habitaciГіn. SГ­, la Voz tenГ­a razГіn: habГ­a realmente realizado un sueГ±o, pero ahora necesitaba descansar, pero dormir le habrГ­a alterado el sueГ±o nocturno.

Una sensaciГіn de tranquilidad y realizaciГіn personal le dieron una renovada confianza en sГ­ mismo. Se sentГ­a preparado para seguir adelante. Continuar con sus pequeГ±as cosas era el Гєnico viaje que podГ­a permitirse; un viaje ya preparado y soГ±ado. Solamente tenГ­a que pasar un tiempo para realizarlo completamente. La confianza lo era todo. Sus estudios le ayudaron, ahora entendГ­a todo mejor. Se estaba abriendo la dimensiГіn de la realizaciГіn. ВїEra el microchip el que tenГ­a todo este poder? Г‰l no sabГ­a la respuesta.


DГ­as despuГ©s, su mente, o mejor dicho, la parte frontal de su cabeza, parecГ­a haberse acostumbrado a la intrusiГіn de este aparato. RecibiГі la llamada de su compaГ±ero y su padre le dio permiso para quedar con Г©l, ya que era una prГЎctica que el padre aceptaba. Era mediodГ­a y los dos amigos se encontraron delante de su antigua escuela, cerrada. Una sensaciГіn de nostalgia les invadiГі a ambos. Intercambiaron las primeras palabras, centradas en sus experiencias pasadas, tambiГ©n porque no tenГ­an ni idea de lo que les esperaba al final del verano. Ambos conservaban un sentido comГєn poco tradicional, tГ­pico de los adolescentes, por lo que fingГ­an no fiarse ni del protocolo ni de los rumores que corrГ­an por el pasillo, que por lo que parece coincidГ­an siempre. BГЎsicamente habГ­a una especie de competiciГіn entre ambos sobre supuestas mejorГ­as y privilegios varios que podrГ­an obtener a lo largo del futuro. HabГ­a quien decГ­a que su trayectoria era mejor, mГЎs rica, mГЎs satisfactoria y habГ­a otros quedecГ­an lo contrario. En cualquier caso, no lahabГ­an elegido ellos libremente, pero todos los estudiantes esperaban que el Programa fuera magnГЎnimo y subjetivo, incluso mГЎs allГЎ de sus esfuerzos o de sus resultados en el test.

Caminó hacia el Contenedor B1 y el amigo de Ivano no se aguantó más y dijo: «Oye… ¿has comprado algo? Yo no. Si quieres te evalúo la cuenta y tú la mía. Mi padre dice que lo tenemos que controlar y que hay que estar atento a lo que se piensa y se hace. ¿No tienes miedo?» Ivano acercó su teléfono a la cabeza del amigo y, para gran sorpresa suya, apareció una cifra mucho mayor que la suya. No dijo nada, pero no quiso que su amigo le evaluara. «¿Por qué no? Te enseño la pantalla. Mira, hazlo tú solo. Te doy el teléfono y después borras los datos. ¿Lo sabes hacer, no?»Ivano aceptó, y tenía ganas de saberlo. Cogió el teléfono de su amigo y evaluó su crédito. La misma cantidad que ya sabía. No borro los datos y con un poco de vergüenza devolvió el teléfono a su amigo, el cual sintió un poco de compasión.

В«Mi padre tiene razГіn.В» dijo.

Ivano le recordГі a su amigo una clase de Г©tica: una vez se es mayor, se pueden conducir los coches a hidrГіgeno. Hay que ser preciso, cuidadoso y disciplinado por la carretera, ya que se necesita mucha suerte. Si cae un ГЎrbol o alguien hace una mal maniobra, podrГ­as morir y no serГ­a culpa tuya.В«Pero lo mГ­o no es fortuna; es mГ©rito. MГ©rito calculado.В» Ivano dijo que en el fondo el secreto era hacer simples las cosas complicadas. Su amigo le dijo que se callase y que no volviese a repetir nunca mГЎs una frase asГ­. Las palabras secreto y atajo no se admitГ­an. HabГ­a que sufrir y basta. Merecer, como Г©l. El amigo se quedГі en silencio y despuГ©s soltГі que si Ivano continuaba con su discurso, se verГ­a obligado a dar un aviso de mГ©rito. AIvano no le asombrГі que no hubiesen hablado durante cinco aГ±os, en cualquier caso lo asegurГі y pensГі en cГіmo obtener el triple de crГ©ditos. Se necesitaba una tГЎctica. Los dos caminaron en silencio, cabizbajos, cada uno con sus pensamientos controlados por el microchip. A Ivano le vino a la mente cuando fue a visitar a su abuelo a la residencia de veteranos; su abuelo combatiГі en la Гєltima guerra. Estuvo en la base de los misiles, asГ­ que habГ­a explorado un poco el mundo, al menos gracias a los satГ©lites para los servicios secretos. El abuelo, en aquella Гєnica visita, le dijo pocas cosas en comparaciГіn con la curiosidad infantil de Ivano. La guerra le habГ­a enseГ±ado que un amanecer y un atardecer se presentaban igual ante unos ojos apenados y mundanos y que ahora estaba convencido de que no habГ­a ningГєn modo real de disfrutar de la vida. Muchas introducciones microscГіpicas o macroscГіpicas afectaban a nuestra conciencia y lo peor era que las que prevalecГ­an eran las negativas. No habГ­a salida. No te engaГ±es Ivano, no te hagas ilusiones, tГє tampoco lo conseguirГЎs. De todas formas, el recuerdo de su abuelo se interrumpiГі cuando recibiГі un mensaje de alerta en su telГ©fono: actividad no permitida, pero para entonces ya habГ­an llegado al edificio. Ambos sonrieron y se dijeron lo extraГ±o que era el que nunca se hubieran fijado. Ahora sabГ­an que ese cubo sin ventanas reales, pues eran virtuales, era el Contenedor. Su amigo le dijo que algunas veces habГ­a pasado por delante y nunca se habГ­a percatado del edificio. Ambos, sin embargo, se llenaron de orgullo. QuerГ­an acercarse a la entrada con la esperanza de entrar, pero no fue asГ­. En ese momento no se podГ­a entrar. AdemГЎs del cubo, habГ­a una zona de tres metros de jardГ­n embaldosado y un espacio un poco mГЎs grande en la entrada, la cual tenГ­a dos escalones.

«¿Sabes que el compañero 13 y sus amigos no irán a ningún lugar? Lo harán todo desde casa. Eso sí que es una injusticia. Mi padre dice que es lo mejor. Todo a distancia; un mar de ventajas. Los exámenes son más fáciles y los créditos se activan. Es como un trabajo y ¡después hacen el máster! ¿Lo pillas? ¡Máster gratuito con perspectivas de trabajo!»

Ivano no entendГ­a nada. No entendГ­a en quГ© trabajaba el padre de su amigo, ya que siempre lo sabГ­a todo. Para Г©l, la vida de sus amigos era un misterio y su padre parecГ­a que no se hubiese ocupado de nada mГЎs que de su familia. En su casa no se hablaba de un tema asГ­ tan peligroso. De hecho, despuГ©s de la alerta, Ivano volviГі a la debida modestia de siempre y se consolaba diciГ©ndose que un tГ­o con el triple de crГ©ditos y derechos que Г©l habГ­a acabado en el mismo Contenedor que Г©l, pero poco despuГ©s comenzГі a tener sudores frГ­os mientras pensaba en cosas negativas: las que le dijo su abuelo. ВїY si no lo conseguГ­a? Su padre se decepcionarГ­a. Contrariamente a su habitual comportamiento, decidiГі hablar enseguida con su padre; poner las cartas sobre la mesa. Planear. Ivano se despidiГі de su amigo, acordando que se verГ­an pronto, incluso para charlar un poco sobre su prГіxima experiencia en comГєn. De camino a casa, Ivano se acordГі de algo. Se acordГі de una poesГ­a que el padre le decГ­a de memoria antes de dormir, pero solamente cuando era muy pequeГ±o. El padre, la Гєltima vez que se la dijo, llorГі y desde ese dГ­a no la volviГі a escuchar mГЎs; nunca se le pasГі por la cabeza pedirle que se la dijese o la escribiese. DecidiГі que enfrentarГ­a a su padre esa noche hablГЎndole de esa vieja poesГ­a, que le traГ­an fuertes recuerdos antes olvidados.




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